Preparación para hacer una Confesión profunda:
La confesión es un acto de humildad de los más grandes y el que más molesta al enemigo. Que un hombre pecador se arrodille ante otro hombre pecador para aceptar sus miserias es algo muy beneficioso para nosotros porque cada día va quitándole territorios al demonio que ya tenía conquistados en nuestra alma. Cada vez que tú eres humilde, envías al demonio de regreso al infierno, el no puede ser otra cosa que soberbio y orgulloso y con la confesión tu lo vences.
Dicen los Sacerdotes que una confesión bien hecha es más poderosa que el más potente exorcismo, porque en el exorcismo se está expulsando al demonio que posee el cuerpo, pero en la confesión se expulsa a los pecados que poseen el alma y eso no lo puede hacer nadie por nosotros, es una decisión individual sacarlos de ahí. Solo una vida de Gracia es lo que nos mantiene blindados ante las balas que el demonio nos lanza a diario.
Cuando llegamos donde el Sacerdote a confesarnos, es porque ya venimos de pedir perdón a Dios por nuestras culpas, ya tuvimos tiempo de pensar detenidamente en los pecado que podríamos haber cometido, ya nos dolimos por ofenderlo, ya nos dimos cuenta de que traicionamos a Quien nos ama y ahora vamos a traer la absolución que Jesús mismo nos da por medio del Sacerdote.
Una buena confesión es aquella en la que le decimos a Dios que estamos arrepentidos de haberlo ofendido y que vamos a poner todo de nuestra parte para no traicionarlo más con ese pecado; nadie llega donde su padre a decirle “perdóname, robé cinco dólares de tu cartera, perdóname esta vez, pero volveré a hacerlo”, esa no es una actitud de arrepentimiento, esa actitud no amerita el perdón. El perdón viene junto con la intención de no continuar en esa actitud y si no nos consideramos capaces de evitarlo, si creemos que nos tiene encadenados y que nuestra voluntad ya no nos pertenece, pues con mayor razón, al confesión debe ser un acto de verdadera humildad en el que detestamos el pecado en que lo aborrezcamos y roguemos a Dios que se apiade de nosotros y que nos conceda la Gracia que necesitamos para detenernos, El es quien da la fuerza para vencer la tentación, pero quiere vernos ansiosos por ya no ofenderlo.
Es clave que en la confesión debemos llamar a los pecados por su nombre, no podemos hacerlos ver menores de lo que son, ni disfrazarlos y mucho menos hacerlos ver como la respuesta lógica a las acciones de otros en nuestra contra, las confesiones durarían dos minutos por persona, si la gente no dijera cosas como “yo venía en el tráfico y el auto rojo de enfrente casi me choca mi Toyota nuevo, entonces por esa gran imprudencia me molesté y yo le grité que tuviera más cuidado”, el auto de enfrente no está en el confesionario, solo yo que estoy atando en el infierno al pecado: “Padre, le pido perdón a Dios porque proferí un insulto contra un Templo de Su Santo Espíritu, me irrité contra mi hermano y lo ofendí”.
Para que el pecado vaya siendo arrancado de nuestra vida es necesario cumplir la penitencia que el Sacerdote nos impone y también reparar el daño que cometimos (si esto es posible), algunos actos de reparación podrían ser: devolver lo robado, pedir perdón a quien ofendimos, hacer un acto de amor para borrar nuestra falta a la caridad, etc.
Para hacer una confesión general profunda, antes de ir al confesionario, Ud. debe ponerse en las Manos de Dios, pedir la asistencia del Espíritu Santo y leer estas lecturas:
- Romanos Capítulo 1, versículos del 18 en adelante y Capítulo 2, versículos del 1 al 16
1 Corintios Capítulo 6
- Gálatas Capitulo 5
- Levítico Capítulos del 15 al 20
- Deuteronomio Capítulos 18 y 29
1º Ponerse de rodillas, invocar al Espíritu Santo y pedirle a Él y al Angel de la Guarda que nos ayuden a redordar los pecados que debemos confesar, aún aquellos que están ocultos para nosotros. Hacer una lista escrita de los pecados en los que uno ha incurrido.
2º Ir al Santísimo, ponerse de rodillas y pedir la protección e intercesión de María Santísima y de San Miguel Arcángel, de los Angeles y de los Santos del Cielo
3º Pedir a Jesús Sacramentado la Gracia del arrepentimiento, del Perdón y de la Misericordia y confesarle a Jesús esos pecados de la lista, entregárselos, poner especial cuidado en pedir perdón por aquellos pecados más difíciles de confesar
4º Hacer un fuertísimo propósito de no volver a cometerlos o al menos el propósito de cambiar al menos uno de ellos. Pedir la ayuda Celestial para lograrlo
5º Antes de levantarse del piso debe pedir a Jesús: “Concédeme la Gracia de llevarme a un Sacerdote que me escuche con paciencia toda esta lista de pecados y háblame a través de él”.
6º Ir a confesarse con el Sacerdote sin disimular los pecados, sin querer hacerlos ver menores de lo que son, sin querer ponerles otros nombres, llame al pecado por su nombre y dígalo con valor y arrepentimiento. (No diga: odio a tal persona porque ella me hace tal o cual cosa… decir: Siento odio por tal persona!!! He robado, etc. Hágase cargo de sus culpas y no culpe a nadie más).
7º No deje que Satanás lo atormente después de la confesión, sépase perdonado, siéntase perdonado. Antes de confesarse Satanás le decía: Eso no es pecado! Y después de la confesión le dice: Dios no te ha perdonado ese grave pecado! Si Satanás lo quiere convencer de que Ud. sigue siendo un inmundo, que sigue en pecado, muéstrele la Cruz y dígale que se vaya de ahí, repréndalo en el Nombre de Jesús y dígale que esa Cruz es la señal de que Cristo ya le ha perdonado todas sus faltas! Expúlselo, eso le recordará que ya ha sido derrotado.
8º Repare las faltas que ha cometido, si eso es posible, aléjese de aquellas amistades o actividades que pongan en riesgo su estado de Gracia, si luego de salir del confesionario Ud. recuerda un pecado que no confesó, sepa que ha recibido una Gracia de Dios, por su interés en hacer las cosas bien y confiéselo en la próxima vez. El Sacerdote lo absuelve de “todos sus pecados” y es Jesús mismo quien lo ha absuelto, pero es necesario que Ud. sea quien confiese esos pecados que hoy no recuerda con sus labios, en la medida en que Ud. camine en la Luz, todo lo que está en la oscuridad irá siendo descubierto para que sea confesado.
Algunas citas bíblicas del Nuevo Testamento sobre el tema:
Juan 20, 22-23: "Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos." Solo el Sacerdote puede perdonar los pecados en nombre de Cristo, no importa si el mismo es un gran pecador, Jesús siempre supo que Judas lo iba a traicionar y aún así le dio autoridad para sanar a los enfermos, para expulsar a los demonios, etc.
Mateo 18, 18: "Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo" Jesús dejó este beneficio a nuestra Iglesia, quien no lo aprovecha está enterrando el talento.
Hechos 19, 18: "Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas" Inmediatamente la confesión se convirtió en una práctica de obediencia y hoy 2000 años después sigue vigente.
2 Corintios 5, 18-20: "Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!" Los apóstoles dicen "somos embajadores de Cristo", fué en ellos quien Jesús dejó el ministerio del perdón de los pecados, sobre nadie más, ni siquiera sobre los discípulos, solo sobre los apóstoles que se han venido sucediendo y que así seguirán hasta el fin del mundo.
1 Juan 1, 8-10: "Si decimos: "No tenemos pecado", nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia"
Juan 20, 22-23: "Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos." Solo el Sacerdote puede perdonar los pecados en nombre de Cristo, no importa si el mismo es un gran pecador, Jesús siempre supo que Judas lo iba a traicionar y aún así le dio autoridad para sanar a los enfermos, para expulsar a los demonios, etc.
Mateo 18, 18: "Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo" Jesús dejó este beneficio a nuestra Iglesia, quien no lo aprovecha está enterrando el talento.
Hechos 19, 18: "Muchos de los que habían creído venían a confesar y declarar sus prácticas" Inmediatamente la confesión se convirtió en una práctica de obediencia y hoy 2000 años después sigue vigente.
2 Corintios 5, 18-20: "Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!" Los apóstoles dicen "somos embajadores de Cristo", fué en ellos quien Jesús dejó el ministerio del perdón de los pecados, sobre nadie más, ni siquiera sobre los discípulos, solo sobre los apóstoles que se han venido sucediendo y que así seguirán hasta el fin del mundo.
1 Juan 1, 8-10: "Si decimos: "No tenemos pecado", nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia"
Esta es la preparación para hacer una confesión profunda, los pasos de la confesión están en la entrada: http://misdevocionescatolicas.blogspot.com/2010/04/oraciones-para-la-confesion-sacramental.html